Étienne de la Boétie: por qué la servidumbre voluntaria
En su famoso Discurso de la servidumbre voluntaria, Étienne de la Boétie relata una anécdota que resume en gran medida el contenido de su pensamiento, y el extremo al que puede llegar la defensa de la libertad.
Para de la Boétie, todo empieza con un hecho sorprendente: que el ser humano, siendo miles, o millones de personas, se deje someter por unos pocos – y contribuya incluso a su propio sometimiento.
Su cometido fue responder a la pregunta: ¿cómo es posible que eso ocurra? En última instancia, su indagación filosófica le convirtió en un referente de la Revolución Francesa, y sus escritos, que cambiaron el mundo, siguen manteniendo hoy en día toda su relevancia.
La historia de los dos espartanos de Étienne de la Boétie
Transcribimos aquí la famosa anécdota de los dos espartanos que cuenta Étienne de la Boétie en su Discurso de la servidumbre voluntaria (y que en solo unas líneas contiene toda la profundidad de su filosofía):
Cuando Jerjes, rey de Persia, se preparaba para invadir Grecia, envió a sus heraldos a las diversas villas griegas para pedir agua y tierra. Esta era la forma que tenían los persas de demandar la rendición de sus enemigos. Sin embargo, Jerjes se cuidó de no enviar mensajeros a Esparta ni a Atenas, porque los que enviara su padre, Darío, en la anterior guerra, fueron lanzados a un foso, al grito de: “¡tomad agua, ahí la tenéis!”
A Étienne de la Boétie le impresionó la mínima tolerancia que tenían los griegos al sometimiento, y su gran pasión de la libertad. Sin embargo, por miedo de haber ofendido a Taltibíades, dios de los mensajeros, los espartanos decidieron enviarle a Jerjes a dos de sus conciudadanos para que dispusiera de ellos, y así aplacar la cólera del dios.
Dos espartanos se ofrecieron voluntarios, y se encontraron con un persa llamado Hydarnes, comandante de las ciudades asiáticas. Al encontrarse con él, este les preguntó por qué rechazaban con tanta furia la amistad del gran rey persa.
“Espartanos,” les dijo, “mirad cuánto sabe recompensar el rey a quienes lo merecen. ¿No creéis que, estando a su servicio, no serías gobernadores de alguna villa?“
A lo que los espartanos le respondieron:
“No podrás darnos buen consejo, Hydarnes, porque tú eres el vasallo de un rey, y no conoces el delicioso sabor de la libertad. Si lo conocieses, no nos aconsejarías defenderla únicamente con lanza y escudo, sino hasta con uñas y dientes.”
Esa es la pasión de la libertad, por la que los griegos, rechazando sobornos en oro y poderes, dieron la vida. Y que nos inspira en España a luchar por la libertad ciudadana en Escaños en Blanco.
Étienne de la Boétie: la defensa de la libertad
Humanista, poeta y filósofo del Renacimiento francés, Étienne de la Boétie vivió los tiempos de las guerras de religión, marcados en Francia por matanzas guerracivilistas de una crueldad inusitada.
Su contrariedad frente a las políticas de represión se manifestaron en su falta de participación en el parlamento de Bordeaux, donde accedió con apenas 23 años.
Cuatro años más tarde, conocería al celebérrimo Michel de Montaigne, al que le unió su intenso amor por el conocimiento, que ambos reconocieron como la mayor herramienta de liberación social. Como expresa en su Discurso de la servidumbre voluntaria:
“Los hombres nacidos bajo el yugo y educados en la servidumbre, se contentan viviendo como siempre han vivido, y no ambicionan más bienes ni derechos […] la primera razón por la que los hombres sirven voluntariamente, es que nacen siervos y son criados como tales.”
Libertad a través del conocimiento: educación y humanismo
Más de 200 años antes de la Revolución Francesa, Étienne de la Boétie comprendió el más grande impedimento a la libertad, ilustrado en esta poderosa frase:
Los libros y el pensamiento, más que cualquier otra cosa, le otorgan a los hombres el sentimiento de su dignidad y el odio de la tiranía.
La Boétie despreciaba el conformismo de la población sometida por una minoría tiránica, que ejercía su poder con el consentimiento y la cooperación de los oprimidos. Hablando de la figura del tirano, tácitamente nos pregunta:
¿De dónde saca todos esos ojos que os espían, si no de vosotros? ¿Cómo tiene tantas manos para golpearos, si no os las toma prestadas? ¿Los pies con los que golpea vuestras ciudades, no son también los vuestros? ¿Tiene algún poder sobre vosotros, que no sea vuestro?
Étienne de la Boétie, Discurso de la servidumbre voluntaria
Si estas palabras resuenan en tu corazón, si te sientes sometido por un poder que acalla tu voz y te humilla, si estás harto de acatar y obedecer y sientes rabia de tanta impotencia, álzate al fin y actúa.
En Escaños en Blanco queremos cambiar el sistema y mejorar el mundo.
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