Daniel Ordás. “la ingobernabilidad es un cuento chino… las mayorias absolutas una desgracia”

Con Daniel Ordás comenzamos una serie de entrevistas a personajes relevantes que tienen algo que decir y aportar al enriquecimiento del debate político.

Daniel Ordás es abogado y político hispano suizo de origen asturiano. Autor de libros como “España se merece una Re-Constitución”, Daniel se ha cruzado media España dando conferencias hablando de democracia directa, de participación ciudadana, de listas abiertas, de gobiernos colegiados, y de una forma de entender la política de la que tenemos mucho que aprender. Escaños en Blanco quiere poner su granito de arena para que le conozcas. Te presentamos a Daniel Ordás.

Daniel Ordás en la red: Facebook Twitter Web Reforma 13

¿Cómo llega un hijo de asturianos a ser una figura política reconocida en Suiza?

Jajaja, no soy tan “reconocido” como parece, de hecho en los últimos años tengo más “repercusión” en España que en Suiza. Aquí sobre todo me conoce cierta gente porque soy bastante activo en algunos temas concretos como la inmigración e integración y algunas cuestiones legales, además he sido bastante activo en varias iniciativas y referendos y me he presentado a las elecciones cantonales. Quizás también sea porque tengo una columna política en un periódico de la región y la política siempre me ha fascinado. De todos modos en Suiza lo de la política no tiene el nivel que tiene en España, hay muchos políticos con cargos que son menos conocidos que muchos activistas que conozco.

Democracia directa (Daniel Ordás)

Democracia directa (Daniel Ordás)

¿Qué valoración hace en líneas generales de la situación política en España?

Creo que hay que ser justos y reconocer que España salía de una posición dificilísima tras una guerra civil y una dictadura militar de casi 40 años. Ante este panorama lo que se consiguió en la primera década de la transición con la constitución provisional, las primeras elecciones, el pulso a los dos golpes de estado (Tejero y Galaxia), el terrorismo, la reestructuración económica y la apertura hacia Europa sin olvidar la emancipación de la mujer y el desarrollo de las zonas rurales es digno de mucha admiración y fruto de grandes esfuerzos de los españoles, de una visión clara de liderazgo y de la convicción de que no podíamos volver a las andadas. También hay que reconocer que la entonces Comunidad Económica Europea fue un apoyo crucial y que la época fue buena, porque aún no había caído el muro de Berlín y Europa podía dedicar casi todo su apoyo a nosotros y a Portugal.

La política no es algo que se puede dejar de lado y que lo arreglen otros por ti

A partir del año 1986 se empiezan a cometer enormes errores. El gran desarrollo económico y social y los recursos casi infinitos e incontrolados que llegan desde Bruselas nos dieron aires de grandeza y sobre todo taparon los grandes déficits en la estructura de la sociedad civil, que se compensaron creando una “sociedad civil a golpe de talonario público”. Nadie pensó en seguir desarrollando el sistema político ya que el éxito económico y social tapaba esa carencia y la lacra del terrorismo justificó el pacto tácito de declarar sagrada e intocable la constitución provisional del 78. El modelo de estado no se acabó de desarrollar y la infinidad de estructuras incontroladas, clientelares y dotadas de presupuestos casi ilimitados crearon un fértil campo para la corrupción.

El desastre político que vivimos hoy no es un problema de la actualidad, sino el reflejo de los errores de dos décadas de bonanza y decadencia. La corrupción no es un fenómeno de la crisis, pero en la crisis es cuando se descubre. De todos modos creo que la crisis política e institucional también ha tenido su parte positiva. Gracias a la caída en picado del sistema de complicidad mucha gente se ha dado cuenta de que la política no es algo que se puede dejar de lado y que lo arreglen otros por ti. A la vez que nos hemos dado cuenta de que la política nos concierne, nos hemos enterado de que no tenemos ni el más mínimo instrumento de control y participación. Yo creo que esto en el fondo es bueno. Hay mucha gente que no solo se lamenta y critica, sino que aporta ideas y cree en una mejora del sistema sin tirar la casa por la ventana.

¿Cual es la perspectiva de los ciudadanos suizos, qué opinión tienen de España y de su situación política y social? Están en lo cierto?

Los suizos suelen saber poco sobre la política española. España es un destino de vacaciones y en cuanto a política se le mete en el bote de Italia, Grecia y Portugal.

¿Cree que la sociedad española está demandando un cambio en el sistema o se conforma con un cambio de caras? Estamos preparados para afrontar un cambio en las reglas de juego?
Una parte importante de la sociedad española demanda el cambio y está concienciada

Creo que una parte importante de la sociedad española demanda el cambio y está concienciada, pero para la mayoría es un tema coyuntural y de moda. Si de la noche a la mañana se acabara la crisis económica y los fontaneros volvieran a cobrar más que los diputados o los encofradores más que los ministros, volveríamos a las andadas. Eso tiene mucho que ver con la falta de una sociedad civil y del voluntariado o de la “responsabilidad propia”. Cuanto más dure la crisis y más gente emigre y conozca alternativas, más difícil será volver al sistema anterior. Los que defendían el sistema de representación sin control intentaron durante los primeros años de la crisis recuperar la economía como fuera y bajar el paro, para tapar a la gente la boca con pan. Creo que para un cambio en la concepción de la política y de la relación ciudadano-estado es necesario más que solo conseguir que todos tengan trabajo (y ni eso consiguen).

Hablemos de Reforma 13: ¿de qué manera se puede explicar Reforma 13 a alguien que no haya oído nunca hablar de ella?

Es un conjunto de medidas basado en la constitución provisional del 78, ampliado con elementos de la democracia directa suiza, el sistema electoral alemán, otros de Dinamarca, algunas ideas de otros países y sobre todo el intento de una modernización equilibrada del modelo político español sin miedo, pero sin renegar de lo conseguido.

¿Cómo surge Reforma 13? ¿Se trata un proyecto personal o una reacción a la situación política?

La idea de hacer propuestas de una reforma constitucional nos vino a Juan Cortizo y a mí ya hace 15 años, cuando éramos estudiantes de derecho y en las clases de derecho constitucional empezamos a entender las ventajas y los mecanismos de un sistema que en Suiza nos parecía completamente normal y nunca habíamos analizado desde un punto de vista de “modelo político y de control”.

En aquella época desde luego que a nadie le interesaba hablar de reformas constitucionales ni de sistemas políticos. Se daba por hecho que estábamos mejor que en el régimen anterior y que la única meta de la política era repartir dinero y que no hubiera grandes necesidades.

A raíz de una entrevista en el programa de televisión “Salvados” de Jordi Évole y de la publicación de mi primer libro “España se merece… Democracia directa” empezó a crecer el interés, sobre todo en las redes sociales por los temas que había explicado en el programa y en el libro. Tras una fase en la que sobre todo me pedían que explicara el modelo suizo llegó un momento en el que muchos seguidores de twitter y Facebook me preguntaron por propuestas concretas para reformar el modelo español. Fue entonces cuando me animé a reactivar aquel sueño que había tenido de joven con Juan Cortizo y elaborar una propuesta concreta de reforma para España. Ésta se plasmó en el segundo libro “España se merece… una Re-constitución”.

Una de las propuestas más conocidas de Reforma 13 es la democracia directa. ¿Podría explicar en qué consiste y cuales son las principales ventajas de implementarla?

La democracia directa, tal como la entendemos Juan y yo, y se entiende en Suiza, es un sistema político en el que, al igual que en la democracia representativa, los ciudadanos delegan el poder legislativo a un órgano representativo (Parlamento), pero a diferencia del sistema estrictamente representativo, los ciudadanos mantienen la facultad de controlar y dirigir.

Este control se ejerce mediante la posibilidad de convocar referendos contra todas las decisiones del parlamento y la facultad de dirigir se refleja en la posibilidad de proponer votaciones populares sobre leyes concretas y reformas.

Usted viene a decir que dar la posibilidad a los ciudadanos de que embriden a sus representantes no solamente es posible sino que la mera implementación de esos mecanismos de control ya condicionan positivamente la actividad parlamentaria. Es eso lo que quiere decir con su conocida frase de “el mejor referéndum es el que no se celebra?
El mejor referéndum es el que nunca se tiene que celebrar

En general, el mero hecho de la existencia de estos instrumentos (iniciativas populares y referendos) hace que los representantes en los órganos legislativos se moderen y busquen el consenso necesario para evitar que los ciudadanos se vean obligados a intervenir. Por ello, el mejor referéndum es el que nunca se tiene que celebrar, ya que la propia posibilidad de celebrarlo hace que en la mayoría de los casos no sea necesario, puesto que previamente los representantes han templado y equilibrado sus propuestas, de modo que sean aceptables sin votación popular para la mayoría y nadie considere oportuno recoger la cantidad necesaria de firmas para someter la propuesta a votación popular.

Qué les diría a los que opinan que la democracia directa es una puerta abierta al secesionismo o al populismo? Cuales son los límites de la democracia directa si es que los tiene? Se puede decidir sobre todo o hay líneas rojas?

En lo que se refiere al secesionismo y al populismo, me parece que es una visión demasiado basada en el debate actual español. La democracia directa ayuda a que las políticas en general suelan ser más consensuadas, más “liberales” y menos radicales. Por ello, la administración pública suele funcionar mejor, los ciudadanos se sienten más involucrados e identificados, y por ende las tendencias separatistas (en un estado que funciona y en el que la gente se siente a gusto) son menores.

Lo del populismo me hace muchísima gracia. Me parece casi frívolo considerar más populista un sistema en el que se pueden plantear y debatir temas concretos que un sistema en el que un número muy reducido de líderes de un número reducido de partidos se arroga hacer promesas fantásticas cada cuatro años.

En una democracia directa, los políticos (que en el fondo no son más que ciudadanos con un cargo) asumen responsabilidad en temas concretos y a la vez la comparten con el resto de la ciudadanía. De este modo es mucho más difícil ser populista, ya que las propuestas concretas requieren la aprobación de la mayoría de los ciudadanos y a la vez estos tienen que asumir la responsabilidad de sus actos.

Por resumirlo en términos parlamentarios españoles, donde los diputados dicen “que se jodan”, en una democracia directa serían los ciudadanos los que dicen “nos jodemos”.

En general, hasta hace pocos años, en Suiza la doctrina predominante era que la democracia directa no tiene límites materiales, es decir, que todo se podría someter a votación popular. Esta actitud mana de la convicción de que el pueblo suizo no cometería barbaridades con el enorme poder que puede ejercer. Por supuesto yo también tengo enorme confianza tanto en el pueblo suizo como en el pueblo español. No obstante, considero oportuno elaborar un muy restringido catálogo de materias que se excluyan de la posibilidad de consulta popular o bien que se definieran quórums más elevados para los mismos o se fijaran cifras más elevadas de firmas requeridas para poder someterlo.

De hecho, reforma13 no es, ni quiere ser, una copia ni traducción del modelo suizo, sino que es un modelo específicamente adaptado a la realidad española, por supuesto inspirado en nuestra experiencia, que en el caso de Juan y mío es la política suiza. A diferencia del modelo suizo, nosotros, anticipando los problemas que planteas en esta pregunta, hemos previsto que para las reformas constitucionales sea necesario recoger el doble de firmas que para las reformas de leyes y a la vez proponemos que los derechos humanos fundamentales queden excluídos de la posibilidad de someterlos a votación popular.

Mientras usted habla de gobiernos colegiados los partidos en España solicitan siempre mayorías absolutas al electorado para gobernar a placer. ¿Aquello del riesgo de la ingobernabilidad que siempre nos han contado, es un cuento chino?
La ingobernabilidad es un cuento chino

Por supuesto que la ingobernabilidad es un cuento chino. Las mayorías absolutistas son una desgracia, ya que merman la necesidad del diálogo y el compromiso y hacen que se vayan dando tumbos radicales de un extremo al otro cada cuatro años. La prueba de ello la tenemos en leyes tan importantes como las de educación o el aborto. Con mayorias absolutistas los gobiernos tienen media legislatura la excusa de la herencia recibida y la otra media legislatura se dedican a deshacer lo que han hecho sus antecesores y eso nos lleva a un lamentable estado de inestabilidad que es la verdadera ingobernabilidad, falta de seriedad y previsibilidad de un estado. La política no está para cumplir los caprichos de unos pocos, sino para buscar en los temas concretos el máximo consenso para que nadie esté totalmente satisfecho pero todos puedan asumir, más o menos, las reglas del juego.

En las charlas que ha dado por toda España, solía enseñar papeletas utilizadas en Suiza en referéndums e iniciativas legislativas populares. ¿Como reacciona la gente cuando le cuentan que en otros países la ciudadanía convoca habitualmente referéndums para aprobar o no decisiones tomadas en los parlamentos?

El público en mis conferencias es de lo más variopinto y eso me alegra muchísimo, ya que la democracia directa, o el sistema de “control democrático” no es monopolio de nadie. Los participantes suelen estar encantados, pero a la vez insinúan o incluso dicen que en España sería imposible que los ciudadanos ejercieran esa responsabilidad. Estoy en desacuerdo absoluto con esa postura, que es a la vez fatalista y sirve de excusa para no intentar el cambio.

Reconozco que lo de enseñar las papeletas originales es un pequeño efecto teatral para demostrar a los asistentes que lo que les cuento es realidad y que es perfectamente posible, ya que por supuesto también en España hay gente muy involucrada y concienciada que ya antes hablaba de participación ciudadana y les solían tapar la boca con argumentos tipo “perroflauta”, “utopista” o “eso no es posible”. En mi caso tengo la ventaja de poder aportar pruebas físicas de que el control democrático y la participación ciudadana sí son posibles.

Decía Carlos Rangel que los latinos arrastramos una cultura y una mentalidad subdesarrollada, donde el trabajador conserva “la actitud de un esclavo, aún espera que otros tomen decisiones por él, y reza sólo porque sus nuevos amos sean menos exigentes y mejor intencionados hacia él” y ahora viene usted a decirnos que los españoles podemos comportarnos igual que los suizos. ¿Quién tiene razón?

Tenemos razón los dos. Es cierto que en España he visto con cierta frecuencia la actitud de buscar a un mejor amo y que el pueblo español a lo largo de su historia muchas veces se rebeló, pero nunca para asumir responsabilidad propia, sino para delegársela a otro “caudillo”, rey, presidente, duque, conde… que supuestamente iba a ser mejor.

he visto con cierta frecuencia la actitud de buscar a un mejor amo

Por otro lado insisto en que todo eso puede ser parte de la explicación del porqué hemos llegado a esta situación, pero en ningún caso puede servir de excusa para no buscar una solución mejor. Estoy harto de oir que todos somos tontos por culpa de Franco, la Inquisición, los Reyes Católicos y muchos de los otros tramos negros de nuestra historia. La historia explica el pasado, pero no justifica la resignación ante el futuro.

En Suiza no cabe duda de que la democracia directa funciona a la perfección, sin embargo en Italia no parece que haya traído grandes mejoras a la sociedad italiana. ¿Qué debemos esperar en España?

La democracia directa en Italia existe a un nivel mucho más bajo y menos desarrollado que en Suiza. Con Reforma13 proponemos implantar un modelo inspirado en el suizo, pero mejorando los vicios que éste mismo tiene. El problema básico es que no se pueden traducir y copiar elementos individuales de sistemas políticos extranjeros, sino que hay que contextualizarlos en el ámbito receptor y equilibrarlos en el marco del resto del sistema político. Es por ello que en Reforma13 no nos hemos limitado a copiar y traducir el modelo de democracia directa, sino que hemos elaborado un paquete de medidas que consideramos necesarias, como por ejemplo la reforma del Congreso y del Senado, la implantación de listas abiertas y la introducción del concepto de político miliciano (o político ciudadano). Por supuesto que no todas las medidas desarrolladas en Reforma13 van a gustar a todos en el mismo grado, y ni siquiera a Juan y mí nos gustan todas las medidas que proponemos, pero es imprescindible equilibrar las medidas del paquete para evitar que alguna de ellas caiga en saco roto por estar fuera de contexto.

Un ejemplo que lo ilustra son por ejemplo las listas abiertas, que tanto Juan como yo consideramo excelentes e imprescindibles, pero que no tienen ni el más mínimo sentido si no van acompañadas de instrumentos de control democrático como las iniciativas y los referendos. No serviría absolutamente de nada darle a los ciudadanos la posibilidad de elegir a sus representantes si posteriormente estos se tuvieran que ceñir a la disciplina de voto y no se les pudiera identificar e individualizar a raiz de las posturas concretas que hayan tenido a lo largo de la legislatura en las consultas populares.

Daniel Ordás. Reforma 13

Usted habla de la necesidad de implementar medidas de control democrático y sin embargo parece que no obtiene la repercusión que debería esperarse dado el actual clima de corrupción y descontrol político. ¿Cómo explica que algo de tan sentido común no encuentre el apoyo decidido de la ciudadanía?

Evidentemente es, a pesar de la globalización, extremadamente difícil llevar a cabo y promover un paquete de medidas de reformas tan profundas desde la distancia de 2000 kilómetros y careciendo de medios y notoriedad. No obstante, creo que hemos logrado una repercusión mucho más relevante de lo que jamás hubiéramos podido soñar. Prueba de ello es que gente como vosotros, que no me conoce de nada, me esté entrevistando para una revista que yo desconozco.

Esta y cientos de entrevistas más pueden hacer que cada vez más gente se entere de que existe el proyecto de reforma13 y lo debata. De hecho, en ningún momento nos dejamos llevar por la ilusión de que algún día se implantarían el 100% de las medidas de Reforma13, y ya nos daríamos con un canto en los dientes si algún día vemos realizado el 30% ó el 40%. Esto sí que me parece muy realista, ya que la presión social, económica, mediática y de los nuevos partidos ha hecho que de repente en las más altas esferas de la política española se hable de listas abiertas, reforma del Senado, reforma de la Ley electoral, reforma de la Constitución, o incluso de participación ciudadana de una forma que hasta hace pocos meses sólo se atrevían a debatir unos pocos en la Puerta del Sol y bares adyacentes. Hoy la convicción de la necesidad de un cambio razonable del modelo político español ha calado hasta la cúpula de los partidos más grandes españoles. Otra cosa es que los ciudadanos les quieran permitir liderar ese cambio y que esos líderes políticos tengan la capacidad y voluntad de hacerlo.

Si no quieren no importa, ya que entre la ciudadanía española hay recursos humanos e intelectuales de sobra para llevar a cabo los cambios necesarios. Los que siguen con la esperanza de que la tormenta pase en cuanto puedan tapar a la gente la boca con pan acabarán desahuciados de sus escaños.

Los medios de comunicación en España atraviesan una delicadísima situación financiera y muchos sobreviven gracias a la respiración asistida de los mismos bancos y empresas que luego financian a los partidos políticos. Cree usted que esta situación tan particular puede estar condicionando la calidad de la información que recibimos? Podría estar pasando factura a la repercusión mediática de Reforma 13?

Obviamente hay muchos medios de información que viven muy bien del sistema actual. Por otro lado, tengo que reconocer dos cosas. Primero, he tenido ocasión de dar entrevistas en casi todos los medios de comunicación escritos, audivisuales o radiofónicos de España y casi siempre me he sentido a gusto y entendido. Evidentemente no se puede esperar que una propuesta elaborada por dos hijos de emigrantes a 2000 Km de distancia tenga una repercusión mayor de la que hemos conseguido. Por otro lado, es importantísimo reconocer que en España existe una enorme cultura de tertulias y debate político que en su magnitud e intensidad supera con creces la de muchos países comparables. Lo lamentable de la infinidad de debates y tertulias que sufren y disfrutan los españoles es que al final no sirven de nada. Aunque los tertulianos consiguieran convencerme o a cualquier otro ciudadano de alguna de las posiciones que defienden, esta convicción sería en vano, ya que no tendría ni la más mínima repercusión porque yo con esa convicción no podría hacer absolutamente nada, puesto que yo y los otros 47 millones de españoles carecemos de instrumentos para articular nuestras convicciones. Dicho de otro modo, no sirve de nada que me convenzan los argumentos de los tertulianos de derechas, ni de sus adversarios de izquierdas, ya que al final nada depende de mi convicción. Eso si que es completamente distinto en Suiza, donde hay menos programas de pseudo-debate político, pero los que hay tienen repercusión, ya que me ayudan a formar mi opinión, que al final se verá reflejada en mi papeleta de voto concreto.

Hace poco una conocida presentadora de un magazine matutino calificaba a uno de sus espacios de “análisis político”. ¿Conoce usted la calidad de los debates televisivos? ¿Nos están dando gato por liebre?

Hay infinidad de programas de carácter político en la televisión y la radio española y no me arrogaría a despretigiarlos por el contenido ideológico que tengan. Lo que seguro que mejoraría la calidad de estos programas sería si al final los argumentos y su calidad tuvieran alguna repercusión. Actualmente los líderes políticos españoles no necesitan participar en esos debates y los pueden delegar a periodistas afines y narcisistas de segundo plano, ya que las decisiones políticas al final se toman a puertas cerradas entre unos pocos, independientemente de lo bien o mal que se haya explicado y argumentado un tema ante el público.

Se ha puesto en contacto con usted algún partido político con representación parlamentaria?

Sí, he tenido el placer de reunirme con gente de casi todos los partidos políticos españoles, llegando a darse reuniones a varios bandos que en la opinión pública española se podrían considerar inverosímiles. Obviamente, en la mayoría de los casos fueron fruto de la inquietud y el interés de militantes o cuadros medios, y por supuesto no son los altos cargos los que se interesan por nuestras propuestas, aunque sí me alegro de que algunos de ellos me sigan en redes sociales y haya podido celebrar conferencias ante alcaldes, concejales y diputados. Creo que lo importante es transmitir el espíritu de Reforma13 y animar a todos aquellos que están convencidos de que un cambio razonable es posible y para eso no es necesario que yo como individuo me reúna con aquellos que, si quisieran, podrían haber cambiado las cosas ya hace tiempo. No obstante estoy abierto a dialogar con todas las fuerzas políticas democráticas y sus representantes, sean del nivel que sean.

Ha comentado en alguna ocasión que una democracia mejor y con mecanismos de control democrático conviene a todos, tanto a representantes como a representados. ¿Usted cree que los políticos españoles piensan lo mismo?

No me importa demasiado lo que piensen los políticos españoles actuales sobre los mecanismos de control democrático. Por otro lado, no dudo de que muchos de ellos estarían interesados en conocer las posibilidades que habría para cerrar poco a poco el abismo que se ha abierto entre los ciudadanos con y sin cargo político. No coincido con la tendencia generalizada de insistir en que todos los políticos son malos, y en cierto modo reconozco que muchos de ellos se deben de encontrar en una situación bastante incómoda al reconocer el desprestigio absoluto que está sufriendo una tarea como la de ser representante electo, que en el fondo es una de las dedicaciones más dignas que conozco. Creo que muchos políticos españoles se han convertido en víctimas de su propio sistema y al no ser reciclables para la vida laboral real se aferran a un modelo cuya caducidad ya no pueden obviar.

Qué puede hacer una persona a día de hoy que quiera apoyar la propuesta de Reforma13 ?

Compartir y sobre todo debatir la página web www.reforma13.es y acercarse sin rencor a los actores políticos, incluso a sus adversarios debatir. En la situación actual va a ser muy fructífero el “Pánico de Mayo” que se implantará entre los políticos a raiz del susto que se llevarán en las elecciones municipales y autonómicas. Eso hará que de cara a las elecciones generales brotarán ideas e improvisaciones sobre las posibles reformas, y ahí tendremos la ventaja de llevar años reflexionando sobre temas que otros descubrirán y despacharán bajo pánico y presión en pocas semanas. Será ese el momento crucial en el que quienes apoyen Reforma13 tendrán que darle la máxima repercusión para demostrar que hay alternativas al sistema actual, sin dejarse llevar ni por el pánico ni por la euforia de las repercusiones del 24 de mayo.

Muchas gracias por su tiempo Daniel y buena suerte.

Muchas gracias a vosotros, y sobre todo suerte a vosotros, que a mí este tema me repercute mucho menos que a vosotros.

Daniel Ordás: La ingobernabilidad es un cuento chino

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