Partitocracia – Qué es, y por qué debería importarte

El término partitocracia es problemático en tanto que ha sido esgrimido por exponentes de ideologías radicales para denunciar la marginalización de su discurso en el teatro político.

Por otro lado, el modelo de partidos también ha sido puesto en duda y socavado por los defensores del neo-liberalismo, que ven en el Estado un obstáculo para sus fines globalistas.

Por si fuera poco, la partitocracia es un sistema que también goza de mala reputación entre los sectores más moderados de la sociedad, en tanto que suele manifestarse en dos formas de gobierno diametralmente opuestas a los valores de la libertad y la igualdad. Estas son:

  • Sistemas de partido único, como actualmente China y Corea del Norte.
  • Democracias que han degenerado hacia un modelo de Estado hipertrofiado, corrupto y desvinculado de la ciudadanía, como en España.

Sin embargo, una partidocracia no constituye un modelo de gobierno necesariamente defectuoso. 

Simplemente, se trata de un régimen que tiende fácilmente a ello.

Si vives en una partitocracia y te sientes profundamente descontento, te sugerimos que sigas leyendo porque vamos a analizar todos los entresijos de este modelo, las paradojas que plantea, y los mejores modos de recuperar la soberanía.

¿Cómo reconocer una partitocracia?

 

La partitocracia es un sistema muy sencillo que consiste en lo siguiente:

Primero, los políticos hablan dignamente diciendo que siempre cumplen lo que prometen, y se vota; luego, durante 4 años hacen lo que les parezca; al fin, otra vez se vota, y así indefinidamente.

Sencillo, ¿verdad?

Esencialmente, se trata de una forma de oligarquía fácilmente distinguible. Puedes asegurar que vives en una partidocracia si en tu país:

  • No se realizan consultas ciudadanas
  • Los candidatos y ministros son nombrados por mecanismos internos del partido
  • Los parlamentarios y ministros no poseen formación ni experiencia profesional que les legitime
  • El incumplimiento de la disciplina de voto es sancionado
  • El Estado obvia el interés de la ciudadanía
  • Es evidente un sesgo ideológico en la prensa y el sistema educativo
  • Existe una profunda brecha entre la voluntad ciudadana y la actuación política

Si estás leyendo esto, es casi seguro que vives bajo este sistema de gobierno. Y quizás estés pensando en cómo actuar.

Vivo en una partitocracia: ¿Qué hago?

 

Ante el actual auge de los populismos, cabe preguntarse: ¿qué podemos hacer para mejorar la situación de nuestro país?

Al fin y al cabo, el bienestar de nuestros hijos está en juego.

La sensación de que no se puede hacer nada es agonizante, porque:

  1. Si sales a manifestarte de forma pacífica, no cambia nada
  2. Si sales a manifestarte de forma violenta, te muelen a palos, te encarcelan, y al final no cambia nada
  3. Si votas en blanco, facilitarás que el dinero público pague servicios de prostitución y consumo de drogas
  4. Si creas un partido político y te presentas como candidato, te sumas al problema
  5. Si votas a algún partido tradicional, perpetúas el régimen y alimentas el turnismo
  6. Si te niegas a votar, otros lo harán, y el punto anterior vuelve a ser pertinente

Es evidente que el auge de los populismo e ideologías radicales es consecuencia del descontento ciudadano.

La partitocracia es la causa del extremismo. Pero el extremismo no es la solución a la partitocracia.

Tú eres el responsable

 

En última instancia, la partitocracia es una forma de pseudo-democracia en que los partidos logran monopolizar los órganos del poder a expensas de la ciudadanía…

…y gracias a la ciudadanía.

¡Enhorabuena!

¿No te gusta la situación? Entonces, ¡Rompe el círculo!

Ante un escenario político desolador, los ciudadanos nos vemos en una diatriba con solo dos opciones:

  1. Votamos a un partido malo, en contra de un partido peor
  2. Renunciamos a votar o votamos en blanco

Se trata de la paradoja de la elección: en ambos casos, quedamos atrapados por la órbita del sistema, y actuamos como sus cómplices…

Existe una alternativa

 

El voto en blanco, la abstención o el populismo se han establecido como modalidades del voto de castigo contra la clase política.

Desgraciadamente, estas opciones no son alternativas reales de cambio, sino la perpetuación del sistema.

Si votamos a Trump en lugar de a Biden, ¿cambia algo?

Existe un modo real de cambiar las cosas:

 

Si los escaños obtenidos por votos en blanco se mantuviesen vacíos, los 200.000 votos en blanco obtenidos en las últimas elecciones y los 277.000 votos nulos se hubieran convertido en 6 o 7 poltronas vacías.

Esas poltronas penderían como una espada de Damocles sobre las cabezas de los políticos, obligándoles a actuar en beneficio de la ciudadanía.

¿Te apetece jubilar políticos?

Únete al cambio

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